5.4 Lugares que quiero visitar

En condiciones normales, fantaseo con viajar todo el tiempo. Ahora que estamos en circunstancias extraordinarias, fantaseo mucho más y con sitios más random. Por ejemplo, tengo atorado el deseo de conocer Portugal desde hace años, y ahora todavía más… Pero también está el deseo de pedir prestado un coche y manejar hasta Oaxaca, para llegar a mi rutina de cuando estoy allá, y caminar por calles casi vacías y por el mercado lleno de gente y comer cualquier cosa que se me atraviese y sentir que el sol me envuelve; apropiarme de sus espacios de cabo a rabo, que siento que tiene una eternidad que no visito. Oaxaca es la ciudad que me ha visto renacer más veces en la vida.

O pensar otra vez en ese mismo hipotético automóvil prestado, y manejar a Veracruz, el puerto en el que recuerdo mis vacaciones de la infancia, el malecón que he recorrido hasta el cansancio, el centro en el que he bailado danzón, y seguramente llegar con el viento del norte y tener que soportar la lluvia, el viento y el encierro, en vez de ir a Mocambo a caminar en la arena parda.

Ya entrados en gastos, podría soñar con tomar un avión barato e ir a visitar a mis amigas de Cancún, a comer comida italiana y beber clericot y reírnos mucho. Y tal vez, solo tal vez, ir a la playa, a ver el mar clarísimo y volver a sentir el temor reverente de la última vez.

Está también el sueño de volver a ir a esos lugares que me hacen feliz y que extraño (y que probablemente tarden en volver a ser eso que amé), como Coyoacán, Santa María la Ribera o el Centro Histórico.

No he confesado todavía (aunque no creo que haga falta) lo mucho que deseo visitar diciembre pasado, tal y como fue, caminando por el mercado y el quiosco y las iglesias de una zona de la ciudad que me era al mismo tiempo familiar y desconocida, del brazo de alguien que en ese momento le daba cuerda al mundo. Ese pasado es un lugar amado y amable, que sé (como se sabe siempre del tiempo transcurrido) que ya no volverá; sin embargo, ahora que puedo nostalgiarlo todo, desear visitar el pasado reciente (con sus lugares y personas amadas) tiene tanto sentido como desear conocer Portugal en el futuro. Son viajes en el espacio y en el tiempo, intangibles, aparentemente imposibles, pero en ambos casos cuento con la imaginación para llenar los huecos por un tiempo más. Lo que venga después, llegará por su cuenta.

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